"La casa de arena", de Héctor Berengüer




La casa de arenA




Gusto a sal en la boca,
principio y fin de todas las cosas.

Cuando el verano termine
el viento me tallará como a una duna.

Mi arrepentimiento es no terminar a tiempo
y que mis deseos permanezcan más allá de mi tiempo.

Anoche tuve un extraño sueño
podía ver pasar la vida,
así como se da la mano o la espalda.

Las cosas cambian de sentido
y con ellas se detiene todo lo previsto.

Hay otro mar e irrumpe en sueños su larga travesía,
piedra horadada que recoges lo que el cielo desprecia.

Vulnerable es todo hombre hecho a la altura de su luz.

Cuando era niño
salía susurrar exigente el término del miedo.
Ahora cuando llamen por mí,
habré desaparecido.

Amo este día porque todo se pierde.

El estar aquí nada más que por nada
cautivo y libre en un instante eterno.

Siento la vida extrañada como si fuera de otro.
¿Acaso ya no soy la sombra de mi mismo?


 

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Yo, que he sobrevivido a cien lanzas
y he hecho temblar el vientre
del desierto con uno solo de mis carros,
perdí ante tus ojos mi última batalla.
Ser cobarde en amor equivale a estar muerto.
 
 
Otros poemas de.
Mercedes Escolano


"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci





 
 








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