Después de soportar días iguales

Después de soportar días iguales
unos a otros,
insulsos todos ellos,
llega esta tarde
en que desde la ventana
miras embelesado caer la nieve.
Hasta donde alcanza la mirada
todo es calma.
Y una paz que apenas recordabas,
una inusual conformidad tuya
con las cosas, va abriéndose paso
entre tu apatía de costumbre.
Como si tu corazón fuera un bibelot
que acaba de agitar la mano de un niño.


Jacob Iglesias, Sin ruido ni gloria

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