AL NACER

El doctor Sherrigan era muy competente y mi familia tenía plena confianza en él. Por eso, mi madre quiso dar a luz en su cama. Fue un parto sin complicaciones teniendo en cuenta la precariedad de elementos. Vine al mundo gritando como un energúmeno porque aquel caserón no se calentaba ni en los días de canícula y, cuando ya me tenía colgado boca abajo, el doctor Sherrigan dijo: “Parece un niño”.
¿Puede haber algo más ofensivo que te digan que pareces un niño cuando estás ahí desnudo y pataleando? ¿Cómo ‘parece’? ¿Es que acaso no se me veían las pelotas?

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