Siete Psicópatas (2012, Martin McDonagh). Un microuniverso lleno de bichos raros que, por fin, sí es divertido.

La inspiración le llega al artista desde donde menos se la espera. Godard revolucionó el cine intelectual europeo porque un día se dio cuenta de que la nuca de Jean Seberg, con ese pelito tan corto a lo chicazo, era una hermosura per se. Y así nació la nouvelle vague. Si con un detalle tan aparentemente intrascendente se puede crear todo un estilo cinematográfico, ¿no será también posible crear una gran novela a partir de un material tan exiguo como es un sencillo título?. Más vale que sí, porque ése es todo el material que el protagonista de la película que hoy recomendamos tiene en sus manos... 


Marty (Colin Farrell) es un escritor que está atravesando un bache creativo que le está pasando una costosa factura en su vida personal. Lleva semanas alcoholizado y atascado con su nueva obra. Solamente tiene un salvavidas: el título de su próxima novela será "Siete Psicópatas". Un título que mola, desde luego, pero para el que va a necesitar algo más que inspiración para su desarrollo. Marty tiene clara una cosa: en su novela deben aparecer siete psicópatas. Tras compartir sus inquietudes con su mejor amigo Billy (Sam Rockwell, de profesión secuestrador de perros), éste tiene una "brillante" idea: publicar en un periódico un anuncio en el que se solicitan psicópatas para que cuenten sus experiencias a Marty. Pero la realidad demostrará que el submundo en el que se mueven estos dos amiguetes está suficientemente surtido de psicópatas. 

En el cine de los 90 hubo un resurgimiento del cine de thriller de humor negro que nos contaba historias de extraños personajes de submundos con los que nosotros, los simples mortales, solamente queremos soñar porque los tipos malos de verdad nos dan un miedo de la hostia. 
Pero el caso es que en los bajos fondos habitan una serie de personajes, más o menos arquetípicos, que dan mucho juego a la hora de construir microcosmos en los que situar rocambolescas historias bien sean anecdóticas (Pulp Fiction), elaboradas (Snatch) o glamurosas (la saga Ocean). 

En la mayoría de estas películas los personajes se matan y descuartizan los unos a los otros y nosotros, los espectadores, nos descojonamos de los chistes repletos de palabrotas que sueltan durante la carnicería. Son como la versión urbanita de la matacía de los pueblos. Lo malo es que muchas de estas películas terminaban siendo un batiburrillo de personajes metidos con calzador cuyo único aporte a la trama era acabar siendo fulminados de un disparo. 


Pues bien, Siete Psicópatas es una parodia de este tipo de cine. Pero, ojo, que no es una parodia al estilo de los Zucker, no se asusten, porque en Siete Psicópatas no están todos locos y el director Martin McDonagh equilibra el delirio generalizado con unos poquitos personajes que son como usted y como yo y que, como usted y como yo haríamos, mantienen su dignidad y la de la película y contrapesan el vertiginoso mundo de los chalados. 

Colin Farrell, Sam Rockwell, Woddy Harrelson, Tom Waits y Christopher Walken encabezan el reparto de Siete Psicópatas. Les digo una cosa: están todos ellos sorprendentemente magníficos en sus siniestros pero divertidos papeles. Y digo "sorprendentemente" porque estos cinco muchachotes son cinco de los más socorridos "majaras oficiales" del cine actual con lo que su predisposición al exceso burdo es peligrosa. 

Siete psicópatas mezcla humor negro, absurdo, violencia, thriller, brutalidad, caos e incluso una tierna historia de amor maduro. Y lo más importante: no es una estupidez. Yo me lo pasé teta. 

Gran escena (no spoiler):

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