el amor


Soñaba el alma de piedra
que el amor era un cuchillo
que se iba afilando en ella.

Antonio Machado


Muere la tarde y el niño sale a poner un platito de leche a las culebras.
Las culebras muerden sus dedos y enturbian la leche de sangre y culebras.
El niño retira la leche sucia, lava su plato meticulosamente, con ternura.
Muere la noche y el muchacho sale a poner un platito de leche a las culebras.
Las culebras muerden sus dedos y enturbian la leche de sangre y culebras.
El muchacho retira la leche sucia, lava su plato meticulosamente, con ternura.
Muere la madrugada y el joven sale a poner un platito de leche a las culebras.
Las culebras muerden sus dedos y enturbian la leche de sangre y culebras.
El joven retira la leche sucia, lava su plato meticulosamente, con ternura.
Muere el crepúsculo y el hombre sale a poner un platito de leche a las culebras.
Las culebras muerden sus dedos y enturbian la leche de sangre y culebras.
El hombre retira la leche sucia, lava su plato meticulosamente, con ternura.
Nace la mañana y el viejo sale a poner un platito de leche a las culebras.
Se acerca el gato, lo lame, recorre su antebrazo con su lomo, con ternura.
Las culebras muerden culebras. El plato de leche está intacto.
El viejo es un niño.

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