estación de autobuses



A la noche en la estación de autobuses
me llegas, preciosa,
terrible de preciosidad,
te has pintado la boca
y has tirado líneas negras al párpado
que hacen de tus ojos glaucos
esos de las panteras entre grandes hojas verdes
de una jungla de película,
te has puesto afrancesada la boina oscura
y bajo el pañuelo del cuello
tu camisa desciende descaradamente
abierta como la franqueza
hasta tus apéndices de fresa
y pecas de regaliz,
a la noche no soporto tu belleza
tan de lince y cervatillo,
tampoco esos tipos que te siguen
con la vista por los bulevares
engarzada a mi codo tan firme
con el largo gabán de señorita,
que tu carita es pálida y además
es generosa y dadivosa
con las luces de los letreros
y de las farolas
y de los taxis
cuando campan a sus anchas
veraniegas y luminosas
por tus facciones de nieve
y tus gafas grandes de secretaria
guardan el secreto de lo que ves,
qué recto andas, amor,
de brutales botas
y también con zapatitos de niña bien,

las aceras tiemblan
como yo.

Después la madrugada
trae tus muchas toses
de respirar humo y mundo feo
y un sueño
de terremotos punzantes
donde tu futuro zozobra
como un bote voluptuoso y libre
en el ojo de cerrojo
de un sensato huracán,
y qué cansada te alzas tan tarde en el día
dejándote caer al lavabo
de muñequita rota sin pilas
mas de olor tan dulce a goma
y a recreo de hace un rato,
aún en en esas tan linda,
tan bonita frente al espejo
batallando con licor del polo
y en braguitas,
la patita derecha atrás
timidez de libidinosos tangos;
cuando abres la lluvia de la ducha
le hace de telón repentino de apertura
tu camiseta salmón
a ese culito tuyo tan de río arriba
a la pequeña muerte
y yo quedo...
ah, quedo de la puerta en el quicio
tan fuera de quicio
tan lleno de vicio
mirándote a ti bajo el agua
que también bajo el caño mundano
y el jabón y las cremitas
el cabello pegado a la frente
y a los omóplatos y otras montañas
tan hermosa tan linda
tan entresemanada
también en esas, amor,
también tan linda qué imposible sos...
yo voy acostumbrándome
día tras día
a que seas siempre perfecta
mientras mantengo arriba
este hombre que mal adoras
antes de que se diluya definitivamente
niño
en tu adentro
cueva de ochenta 'robinjudes'
tu tibia gruta de Montecristo
tu cuerpo de Mosqueteros
tu voz sencilla de Roxanne
tu lindo corazón de orfanato.


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