adiós gorrión 2012-09-03 02:49:00

Corrían por los páramos, las criaturas, los niños de boquitas sonrosadas. Algunos lloraban sobre la tierra caliente, sobre las migajas del pan moreno comprado en el mercado, mientras los mayores se burlaban. Otros tendían aquellas manos de miseria y esperaban, esperaban al tiempo y a la muerte, vueltos los ojos hacia la cara más amable de un lugar donde la desgracia rondaba como el perro desahuciado.

Eran hermosos como príncipes aztecas. Como vastos reinos desolados. Sabían del mundo y sin embargo nunca hablaban. Solo la risa, blanca como la palma de las manos, como la luz de la mañana. Aquella risa el día del mercado. Llegaba el pan y las legumbres, la fruta madura en grandes cestos, y ellos corrían, los niñitos de bocas sonrientes, de dientes arrasados, animalitos centenarios que se doblaban bajo el peso del viento estremecido de los páramos. Era entonces cuando yo los miraba. Cuando yo decía cuidaré de vosotros con esta voz atravesada.

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